EL MES DE LA HISTORIA NEGRA

Llegar a los 106 años y bailar con el presidente de tu nación, increíble no?

Virginia McLaurin, es la anciana negra llena de vitalidad que escogió la casa blanca para bailar con el presidente y su esposa en el mes de la historia negra en estados unidos, realmente de admirar esta señora tan entera y feliz cumpliendo uno de los deseos de la mayoría de estadounidenses.

Veo que esta señora tuvo un sueño igual que una vez lo tuvo Martín Luther King, ellos visualizaron desde su corazón el anhelo de su alma, el anhelo de la anciana, ser vista y respetada con su condición racial, y a sus 106 años lo logró, el sueño de Martín Luther King, igualdad y respeto por su raza y lo logró, no solo para él, sino para todas las generaciones después de su historia.

Cuál es tu sueño? Que anciana quieres llegar a ser? Porqué quieres que te recuerde este mundo? Cómo visualizas a tus generaciones?, Realmente el llegar o no a los 106 años, es lo de menos, pero el recuerdo y el cumplimiento de nuestro sueño, así no lleguemos, así lo alcancen nuestros hijos o bisnietos, ese es el reto, y es lo que depende de nosotras, cómo viviremos cada día, para haberlo hecho valer la pena, así como vemos en el último discurso de Martín Luther King en 1968:


Pues bien, no sé lo que pasará ahora; tenemos días difíciles más adelante. Pero realmente ahora no me importa, porque he estado en la cima de la montaña. Y no lo tomo en cuenta, como cualquiera persona me gustaría vivir una larga vida-la longevidad tiene su lugar. Pero eso no me concierne ahora. Yo solo quiero hacer la voluntad de Dios. Y Él me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado, y he visto la tierra prometida. Puede que no llegue allá con ustedes. Pero quiero que ustedes sepan esta noche, que nosotros, como personas, llegaremos a la tierra prometida.
Así que esta noche estoy feliz;
no me preocupa ninguna cosa;
¡No le temo a ningún hombre!!
¡Los ojos míos han visto la gloria de la venida del Señor!!!

Martin Luther King Jr. - Memphis, TN on April 3, 1968

Él subió al monte y desde la cima vio la tierra prometida, como lo hizo Moisés, como estoy segura lo hizo Virginia desde su juventud, día a día, veía desde la cima sus sueños y lo que deseaba tener, una vida feliz, la anciana que es hoy.

Mujer!, Si diariamente estás viendo un futuro perdedor, una mujer enferma, una mujer muerta, una familia destruida, pilas!, si estás contemplando el divorcio como una de las posibilidades del futuro, estas minando la tierra prometida, de mentiras que el diablo está poniendo en tú cabeza, no te la dejes robar, nunca es demasiado temprano, desde ya, tenemos que subir a ese monte y como el águila ver no solo el final, sino el recorrido, la marca que nuestros años y esfuerzos dejarán, no esperemos a llegar a los 100 para comenzar a soñar o suspirar por lo que hubiéramos podido lograr.

Yo quiero llegar a mis 106 años bailando con el Rey!, llegue o no,  a cumplir más de 100 años, el mayor deseo de mi corazón es bailar diariamente con Jesús, que su amor me invada de energía y vitalidad cada día de mi vida, para así poder sembrar las semillas que germinarán a su tiempo convirtiéndose en el gran campo que visualizo, sembrado que cosecharé y del cual cosecharán mis hijas, y mis nietos y mis bisnietos.

Esta es la invitación, soñemos como Virginia o Martin, una anciana, una mujer,un hombre, una joven, con un sueño, que baila, que celebra, que ya no le importa nada, porque se ve allá en la cima siendo realmente feliz y segura del porvenir porque lo está visualizando, porque diariamente está sembrando en ello.

Uno de mis sueños
Aprovecho el mes de la historia negra para hacerlas reír un rato con un poema pastuso pero con todo mi amor para mi raza pana! No dejen de soñar!

Mi amiga no se imaginaba,
Que en aquella isla la esperaba,
El amor de su vida como no añoraba,
Un negrito bien vestido y muy decente,
Que cambiaría su perspectiva de la soka indecente.

Para nadie es un mito, así como mi esposo recita,
Que el negro pega con todo,
Que en su sabrosura hay cabida,
Para una amistad  llena de alegría.

No acabaría de mencionar,
Las bondades de mi raza pana,
Tantos años de llanto y sufrimiento,
Convertidos en admiración,
Porque Dios apoyo el buen caminar,
De un hombre soñador.

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