UNA CRIANZA CON PROPOSITO - LA DISCIPLINA

Ya que hemos soñado y hemos aterrizado esos sueños a expectativas alcanzables para la vida de nuestros hijos y de igual manera hemos sentado las bases de nuestra resolución a ser mamas comprometidas con la crianza y futuro de nuestros pequeños, es hora de ejercitar las estrategias que nos van a llevar al logro de estos propósitos.

Brindar y enseñar valores fundamentales como el amor, el respeto, el compañerismo o la colaboración es sencillo y de hecho surge naturalmente por el mismo amor que sentimos hacia nuestros pequeños, pero la enseñanza del auto control y la disciplina, estos si son temas difíciles de abordar.

La disciplina es un conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera CONSTANTE conducen a cierto resultado, como su concepto lo explica para que haya disciplina deben haber reglas o normas, esto para mi es más claro y justo en decir, que deben haber LIMITES, debe ser constante, es una tarea, como muchas otras de nuestro rol, permanente, coherente y constante, finalmente, debe conducir a un fin, el fin es aquel propósito que enmarcamos en lo que queremos ver realizado en nuestros hijos.


El propósito de la disciplina no puede ser hacer enojar a nuestros hijos, no es enseñarles la violencia, no es inculcarles el temor por una madre gritona y agresiva, la disciplina es proporcionarles las directrices para que aprendan como manejar sus emociones, enfrentarse a la desilusión, a la frustración, y formar relaciones con los demás, por esto la disciplina busca inculcar en ellos el auto control.

Para mi esta tarea no ha sido nada sencilla, de los 0 a los 2 años de edad de mi hija mayor, todo lo que hizo fue gracioso, ya más hacia los 2 y medio comenzaron los berrinches y los llantos sin justificación, sin embargo, mi primera filosofía de mama primeriza fue ignorarla, NO FUNCIONO, gritarle, NO FUNCIONO, luego vinieron las tiradas al piso, escupidas, gritos, tirada de cosas y golpes, lo que me hizo hacer un alto en el camino y reevaluar, Gabriela no podía hacer lo que se le viniera en gana, mucho menos irrespetar a sus papas como lo estaba haciendo, entonces, una de dos, o yo seguía ignorándola y aplaudiendo su rebeldía, o tomaba cartas en el asunto.

En principio me guie por la niñera S.O.S de Discovery H&H y FUNCIONO, el tiempo fuera o tiempo de castigo me parece una buena estrategia, siempre que como mamá logre mantener el control de la situación y sea constante en llevarla al sitio de castigo todas las veces que sean necesarias para que se calme, esta estrategia consiste en que en el momento del berrinche o cuando después de tres advertencias el niño no hace caso o no mejora su comportamiento, se le lleva a un sitio especial designado para el castigo y debe durar allí su edad en minutos, por ejemplo, para Gaby el castigo eran 2 minutos ya que tenía 2 años, esta táctica debe ir acompañada por una explicación de porqué va al castigo y esta debe ser clara y mirándolos a los ojos a su altura, la mama debe agacharse y mirar al niño a los ojos; en un principio la técnica funciono perfectamente, aunque es incómodo cuando estábamos de visita y la llevaba al baño, más de una persona me miraba como “está loca!” jajaj, pero Gabriela duraba los dos minutos y salía tranquila a pedir disculpas y a jugar.

Con el pasar del tiempo Gaby desarrollo una rebeldía manipuladora, ya el sitio de castigo no fue suficiente, después de media hora sus argumentos no cambiaban, su actitud no mejoraba, de hecho su mirada y sus palabras manipulaban la situación al punto de decir “no, no quiero” y finalmente no hacer caso, en este momento con mi esposo evaluamos que paso con nuestra niñez y en muchos espejos y ejemplos alrededor de nuestra vida sobre la crianza y la incursión de la disciplina hace unos años, y aunque no compartimos la tirada de chancleta y mucho menos la correa, si concordamos con que bajo los principios cristianos sobre los que pretendemos educar a Gaby existe bíblicamente la varita de la corrección, en Proverbios 22:15 encontramos, “la necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige”, y un proverbio aún más disiente y que vemos reflejado en la realidad es Proverbios 29:15 “La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su madre”, adicional a esto, los años, la historia y los ejemplos a nuestro alrededor nos demuestran la necesidad de establecer límites que conlleven a una consecuencia y una corrección, amorosa pero firme, amable pero que genere recordación y una herramienta para esto es la varita, aunque como mamas duela, luego nuestros hijos nos lo agradecerán, Hebreros 12:11 “Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella”.


En la actualidad las tendencias psicológicas y sociales hablan de la disciplina con amor y apego orientada al dialogo y el autocontrol, lo que también me parece coherente pero es necesario el establecimiento de límites y estos deben conllevar  consecuencias, dentro de las consecuencias puede estar el sitio del castigo o la varita según el limite violado, esta es la estrategia que actualmente me esfuerzo por implementar con mis pequeñas, porque ahora que nació lucia no pienso dejar que llegue a escupirme para tomar acciones, entre más temprano iniciemos con el ejercicio de la disciplina más fácil será su implementación como parte del estilo de vida de nuestros pequeños, primero los limites, luego el dialogo, el castigo o la varita.






Bajo mi propia experiencia, mis errores y aciertos, y la investigación que he llevado a cabo para aprender algo de todas las corrientes actuales para el logro de la crianza basada en el ejercicio de la disciplina, puedo brindarles los siguientes consejos:
  • Comenzar temprano: la edad 0 es un buen momento para ejercitar el NO y la orientación al manejo de las emociones como frustración y enojo, pensando en otra cosa o simplemente obedeciendo.
  • Cada hijo es único: En mi caso especial, tengo una tremenda terremoto a quien debe hablársele conciso, claro y acompañar algunas veces sus abusos con los límites, de varita, pero tengo también un dulce a la que medio miro con autoridad y llora jaja, así que podemos probar todas las estrategias posibles de maneras diferentes con cada uno de nuestros pequeños de acuerdo a su personalidad.
  • El carácter de Dios es la clave de la disciplina: Fomentar en ellos el carácter de Jesús: comprensivo, amoroso, fiel, leal, de principios y valores inamovibles, disciplinado y amador de la disciplina, eso solo logramos con nuestro propio ejemplo.
  • No utilizar lista de reglas: La disciplina no es algo que hay que hacer después que el niño se haya portado mal, sino que es una forma continua de interactuar con el niño para motivar el buen comportamiento, desalentar el mal comportamiento, y sí, abordar el mal comportamiento cuando llega a ocurrir.
  • Pilas con el ejemplo, si ven una mamá manipuladora, controladora, quejambrosa, grosera e irrespetuosa con otras autoridades, eso aprenderán.



Aprendamos a amar la disciplina, ayudando a nuestros hijos a aprender a convivir con otros apropiadamente, preparándolos para la felicidad y el éxito futuro; la disciplina no tiene que ser desagradable ni terrorífica, debe ser parte de nuestro diario vivir para aprender a verla como algo necesario en la orientación de nuestros esfuerzos hacia el logro del éxito en la crianza de nuestros hijos.


Comentarios

Entradas populares