CONSTRUYENDO RELACIONES SANAS

Como mujeres nos vemos influenciadas por todo lo que nos rodea, somos más sensibles y emocionales con todo nuestro entorno, muchas veces las múltiples cargas de ser mamá y todos los apuros en los que nos vemos envueltas ante este desafío diario, nos lleva a pensar que no lo hacemos bien y a  compararnos con otras mamás con nuestra propia mamá, o también con otras mujeres que se encuentran en una etapa diferente de la vida.

Pilas mamás con las relaciones que están cultivando, recuerden que el modelo de mujer, de femineidad, de amistad, de confidencialidad que tienen sus hijos son ustedes, de ustedes depende que ellos también aprendan a cultivar relaciones sanas y a sentirse seguros con ellos mismos.

Nada de andarnos comparando con las otras mamás ni con otros hogares, cada experiencia es totalmente diferente, tenemos que gozar de nuestra singularidad, de hecho, todos los consejos,  tips y demás que yo les doy en este blog, son simples conclusiones de mi vida diaria como mama de dos pequeñas, influenciadas por mi amor por Dios y por su presencia en mi vida, sin embargo, existen millares de maneras de crianza, investigaciones sobre desarrollo, disciplina, aprendizaje, etc, con corrientes totalmente diferentes y son muy respetables así no las compartamos, con el tiempo he aprendido que hasta de lo malo, diferente, o absurdo que parezca se aprende.

En esta ocasión quiero compartirles una vez más desde mi propia experiencia, como por muchos años he luchado con el que dirán, he luchado con falta de seguridad, me he sentido una mala mama muchas veces porque crio a mis hijas de una manera más alternativa que tradicional, he tenido luchas frente a decidir lo que hago con mis hijas bajo la influencia de las mil opiniones que hay respecto a todo lo referente con la crianza, desde como amamantar hasta si hay que dar chancla o no, pero les cuento que después de llorar, luchar, pelear, darme látigo, querer mostrar lo que mis hijas no son, o la mama que no soy, poner máscaras, o simplemente llenarme de orgullo y no aceptar mis errores, soy libre!, soy libre de las máscaras, soy libre del que dirán, soy libre de la envidia, de la comparación, de la auto conmiseración, soy libre de los celos, el orgullo, la falta de aceptación de errores, soy libre, y he sido libre porque he buscado desde el fondo de mi corazón a Dios, a su amor y he re definido quien soy y que tipo de hijas son mis hijas, tal cual el diseño perfecto de Dios, y si, les puede sonar lo más retrogrado y aburrido tal vez, pero es que es inevitable hablar de la libertad sin nombrar su raíz, y la parte más bonita de esta libertad, es decirles que he conocido y he experimentado una relación sana como jamás en la vida lo había hecho, no es una relación perfecta, solo es una relación basada en el amor de Dios y en su presencia, que primero trabajo en mí y me ha permitido dar más de lo que espero recibir, me ha permitido dar apoyo, alabanza, esperanza y aprecio, dar la oportunidad a las cosas que no me gustan  de aprenderlas y apreciarlas, me ha permitido confrontar y ser sincera dando a conocer mis pensamientos de frente sin temor a ser rechazada o desmeritada.

Esta libertad me ha permitido tener relaciones más sanas en todos los roles de mi vida, hija, hermana, esposa y amiga... tengo una nueva amiga… todo ha cambiado desde que ella está en mi vida, hasta la oficina huele diferente, mis pensamientos son apoyados, sé y siento que ora por mí, nuestras conversaciones comparten nuestras luchas pero no juzgan, no critican, no señalan, por el contrario, apoyan, ministran, animan, no nos guardamos para nosotras los mejores libros, los mejores blog, o las mejores promociones, nos compartimos todo, nos alegra y nos llena ver como la otra lo disfruta o como crece, una amistad sin egoísmo ni competencia, una amistad que crece mientras cada una crece, si hay algo por limar, lo confrontamos y buscamos soluciones juntas, ella me anima a buscar de Dios, cuando me siento agotada, sin ganas, sin fuerzas, la veo y me motiva a seguir, veo como Dios actúa en su vida y anhelo conocerlo más por su testimonio, tiene respuestas frías y reales como las de una mama o cualquier extraña que me hacen caer en cuenta de detalles que no veía, aprendo de sus defectos y de sus cualidades, de las mil cosas que hace mejor que yo, y disfruto enseñarle de las otras mil que hago mejor que ella, no me mofo ni presumo, solo entrego, doy y sin esperarlo recibo, recibo mucho más.

Este es mi testimonio para que sepan que sí es posible, sí es posible vivir sin la presión del que dirán, si es posible amar lo que más odiamos, sí es posible cambiar el chip, si es posible ridiculizarnos por crecer y ser mejores personas, sí se puede vivir sin envidia, sin rencor, sin amargura, sí se puede mamás.

Busquemos cultivar conexiones sanas, apoyémonos las unas a las otras, amémonos, entendamos que hasta de las mismas diferencias podemos aprender, aprendamos de la mamá perfecta como de la imperfecta, pensemos siempre lo bueno, lo mejor, tomemos de cada ejemplo a nuestro alrededor, para crecer como mamás, y también trabajemos en nosotras mismas para ser buenas amigas, buenos ejemplos, si brindamos tolerancia, sinceridad, apoyo, colaboración, eso mismo cosecharemos…

Si nuestros hijos e hijas ven una mamá amargada, que se la pasa criticando, comparándose, envidiando o mofándose, creyéndose perfecta, eso mismo brindarán cuando formen sus relaciones interpersonales, si ven una mamá humana, que da en vez de esperar recibir, una mamá satisfecha con su rol, su lugar, y su vida presente, una mamá que disfruta del servicio que ofrece a su familia, una mamá que ayuda a las personas a su alrededor y una mamá que siempre tiene una palabra positiva, así mismo ellos y ellas anhelarán cultivar esas relaciones sanas basadas en el dar; ahora, no es fácil, es demasiado difícil, más en esta sociedad postfeminista, pero para eso tenemos las armas que ya conocemos, la oración y la presencia de Dios.