APORREADAS

Vemos diariamente niños aporreados, con el cachete morado, la rodilla raspada, curitas, benditas, etc y los vemos y decimos “uyyy pero donde estaba la mamá?, tenaz!, falta de cuidado!”, pues mis queridas, quiero recordarles que el único juez que tenemos es Dios, no tenemos derecho de emitir juicios frente a estas situaciones, realmente, sí lo han vivido, es súper incomodo que  cuando tu pequeño se golpea, alguien te diga: “pero no estabas pendiente?”, y aunque tuviéramos razón en nuestro juicio, no nos corresponde, tenemos que ser prudentes y sabias en callar y mejor aprender de la experiencia de otras.


Esta semana me paso, llego con el cachete mordido, enorme, negro, todos los dientes se los dejaron marcados, sentí que el piso se me abría, ella muy calmada y tranquila con sus ojos aún encharcados de cuánto hubiera llorado, me mira juguetona y me cuenta con picardía que  su amiguita, (la que más nombra, la que yo pensaba era su mejor amiga), la había mordido; en seguida mi reacción fue: y no te defendiste?, la hubieras mordido, en fin, el papá también la alentó a defenderse, todo en medio de la conmoción que produce su cachete hinchado y rojo; al rato, ya acostadas, me dice mi chiquita, “mami, mañana le doy una patada a manuela?”, en seguida me sentí tan culpable, tan mala, tan incoherente, y le respondí “no mi amor, tienes que disculparla y enseñarle a solucionar las diferencias hablando”, y así, la sentí mucho más tranquila, se impactó, para ella era normal lo del mordisco, fue como algo que empezó como juego y termino en mordisco, totalmente normal, fue algo que ya paso, en esa inocencia ves como es el amar a los enemigos, bendecirlos y olvidar que lo que paso, paso, qué lección me estaba dando mi hija, sin embargo, no crean, al otro día gracias a Dios tenia entrega de boletines y obviamente hice el respectivo reclamo a la maestra, ella con todo el susto no pudo más que decirme la verdad, que me parece lo correcto, se descuidó, tuvo que ir en busca de otro chiquito ya que estaban en salida pedagógica y en unos instantes Gaby termino con los dientes de manuela tatuados en su cachete, el único testigo del evento dijo que la discusión empezó entre tres chicas que discutían acerca de que sí eran o no bebes, entonces una no tolero que las otras dijeran que eran  bebes y defendió su punto de vista con un mordisco, sí caos, angustia, culpa, pero es la vida, a esto se tienen que enfrentar no solo en el jardín, en casa, en la vida, en toda circunstancia, tendrán puntos de vista diferentes, lo importante es enseñarles a escuchar, a filtrar lo que escuchan y a responder con tolerancia y respeto, obviamente siendo tan pequeñas, a penas lo están aprendiendo; de este mordisco, en definitiva la que más aprendió fui yo, a amar y olvidar, a perdonar y continuar, a ver el rostro más hermoso del mundo (para mí) aporreado y entender que esta es la vida y la tiene que enfrentar, que yo no puedo estar en todos los lugares donde ella este, que su cuidado y su cerco de protección esta en mi boca todos los días cuando la bendigo en el nombre de Jesús, pero que a estas situaciones nos vamos a enfrentar en el camino y debemos saberlas librar, con amor, no con rencor ni amargura, con inocencia, como lo hizo ella, como un niño.


Al día siguiente del mordisco, Gaby inocente de que su hermana menor tenía el dedo anular y el medio soportado en el marco de la puerta, justo donde se encuentran ubicadas las bisagras que la sostienen, tiro la puerta fuertemente para cerrarla de inmediato, y crunch, punch, ay!!!!, pellizco a su hermana,  quien pego un grito exorbitante, la sangre comenzó a correr, los dedos se hincharon al triple de su tamaño normal, la piel de la primera falange a la uña se levantó y su cuidadora, la tía, casi se desmayó; preciso yo estaba metida en reunión y hasta como después de media hora encontré las mil llamadas perdidas y el correo de voz de mi hermana, muy alentador: “llame urgente , que Gabriela le cogió los dedos a Lucia con una puerta”, el frío de la muerte, yo creo, me atravesó de pies a cabeza, cogí el teléfono corriendo y llame, se escuchaban llantos, gritos y la voz temblorosa y alterada de mi hermana, aunque quisiera correr no podía, aunque quisiera evitar, no podía, aunque quisiera llorar, menos podía, tuve que respirar y dar indicaciones muy calmada, evaluar la situación y calmar a todos los involucrados, al final del día, después de mucho llorar, Lucia jugaba feliz con su hermana, herida, pero no fracturada gracias a Dios, yo pude terminar mi jornada laboral tranquila, papá, tia y abuelos, aunque preocupados al escucharme decir que todo estaba mejor, que milu estaba muy bien, se tranquilizaron.

Por su lado, Gaby se sintió fatal, ahora fue su culpa, sin embargo, en casa, no la culpamos, le explicamos el accidente, las amamos a ambas y milu muy rápidamente la pudo disculpar y amar, son situaciones que se salen de nuestro control, pero así  como perdonamos a quienes nos ofenden, Dios nos perdona igual.

Que semana no? Como duele, cuánto duele, preferiría que hubiese sido mi mano o mi mejilla, pero de toda esta odisea y de mi corazón apachurrado, aprendí, y por eso quiero compartirles el protocolo que aplique y funciono, aunque no significa que lo haya hecho al pie de la letra, también en principio falle, sí llore, me altere, me asuste, es normal, somos mamás.
  • Guarde la calma: No se altere más de lo que las personas involucradas están, esto solo empeorará la situación, intente calmar y bajar los ánimos para poder evaluar la emergencia con claridad.
  • Evalúe la gravedad: Si es una fractura, quemadura, cortada o algo complejo, es mejor acudir por urgencias, si es un raspón, o un machucón que no impide la movilidad de la articulación afectada, se puede manejar en casa, sin embargo, considero importante pedir un control médico a los días para descartar complicaciones internas.
  • Calme al pequeño, ayúdelo, no lo regañe, explíquele que paso, como lo vamos a ayudar y deposite toda su atención en él, pues necesita consuelo y seguridad.
  • Atienda al pequeño: dolex, curitas, isodine, hielo, agua, vinagre,  todos los aliados caseros que conocemos.
  • Revise las lecciones aprendidas: si son arreglos locativos, nuevas normas, mayor cuidado, las acciones que debamos tomar para evitar y prevenir un evento recurrente.
  • No se culpe, Dios está en  control de nuestros hijos, no pensemos porque? Sino para qué? Que podemos rescatar, que podemos mejorar, como podemos evitar? 



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