¿CRIANDO VACAS O INSTRUYENDO PERSONAS?
“El niño no es una botella
que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender”
Michel de Montaigne
Cuando somos padres nos enfrentamos a un sin número de
prejuicios y estándares que el mundo nos quiere imponer, la familia, las
tradiciones, la cultura, el país, la religión, y los otros padres que siempre
creen tener la razón y empiezan a encasillar los niños en hiperactivos, tímidos,
retrasados, avanzados, etc. Pero quiero que sepas que Dios no los encasilla ni
nos encasilla a nosotros como buenos o malos padres, no creamos estas mentiras,
más bien, obedezcamos lo que la palabra de Dios dice.
Hace unas semanas descubrí que mis hijas no eran
perfectas, que tenían aspectos por mejorar y que gran parte del éxito sobre
estas debilidades dependía de mí, me dio temor, me dio tristeza, pensé en mis
propios errores y los vi reflejados en sus vidas, sentí desesperanza y me creí
una mamá fracasada y a ellas las encasille
horrible dentro de sus debilidades, me costó bastante, pero entendí, que no
podemos pretender que sean perfectos, que son humanos, que no está en nosotros
hacerlos caminar de una manera acertada, según qué? O bajo que prejuicios? Está
en nosotras conocer sus dones y talentos, sus sueños, sus fortalezas y
explotarlas para que logren su realización personal y el cumplimiento del
propósito que Dios tiene para sus vidas.
Las aliento a que no se dejen subestimar porque les
digan que sus hijos son o no son, cada pequeñín es diferente, dotado de
cualidades, habilidades, dones y talentos distintos, en menor o mayor medida,
el fin de los padres no puede ser reforzar aquello que les cuesta, es decir,
encasillarlo en el hiperactivo, desadaptado, silencioso, tímido, grosero, mal
educado, no!, mucho menos compararlos, no!, nuestra labor es instruirlos, en
qué? En aquello que sí tienen, para lo que son muy buenos, enfocarlos en lo que
sí poseen, en lo que sí se les facilita, para así dejar de prestar atención a
lo que les cuesta un poco más y de manera natural van a resaltar las cualidades aplacando,
obviamente y significativamente las debilidades.
Demandará mucho más de nosotros, madres y padres del
siglo XXI, que encuentran en la rutina y la atención de tiempo de calidad
escaso después de la jornada laboral el descanso y satisfacción del deber
cumplido; no es suficiente, tenemos que instruirlos y para instruirlos, tenemos
que conocerlos, la instrucción es personal e intransferible, al igual que los
métodos y herramientas para este fin, los padres tenemos que adaptarnos a la
formación de lo que son nuestros hijos, sin querer cambiarlos, sino haciéndolos
cada vez una mejor versión de sí mismos.
Una de sus principales necesidades es la atención, y
no es la atención de contar con comida, vestido y rutina, es la atención
de conocerlos, de escucharlos, tal vez lo único que quiere es llamar tú atención
porque sólo estas cuando hace algo mal pero cuando está haciendo las cosas
bien, donde estás tú? qué hace el o ella tan bien que valga la pena reforzar? A pesar de no ser perfectos, sí reforzamos nuestras fortalezas, seguramente haremos sonreír a Dios mientras ve como administramos los recursos que tenemos en vez de andar magnificando lo que nos falta o tenemos en menor medida.
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