UN AMIGO NAVIDEñO

Participamos en una actividad el fin de semana pasado llamada el amigo navideño, teníamos mucha expectativa de conocer a nuestra amiga navideña y entregar el regalo que nos había correspondido, estábamos felices, muy entusiasmados.

Cuando llegamos al anhelado encuentro la instrucción que nos dan es "sean ustedes!, estos niños muchas veces no tienen a nadie quien los visite, así que solo denles una mañana de compartir", muchos tenían caras de miedo, y otros como nosotros, teníamos mucha risa nerviosa.

Antes de participar googlie qué tan aconsejable era llevar a tus hijos a un evento de ayuda social como este y también me cuestione cómo hacer para que mi hija mayor no fuera  a hacer imprudente, por lo que preferí solo decirle que visitaríamos una amiga navideña tal cual, en Internet encontré que estos eventos motivan su tolerancia, respeto y compartir, sin embargo, lo que todos como familia aprendimos fue mucho más grande, mucho más trascendental.

El día lo disfrutamos absurdamente, salimos extremadamente enamorados de todos los amigos que conocimos, cada uno en su singularidad nos hizo reír, nos regalo abrazos, nos dieron un momento lleno de amor, fuimos dizque a dar pero terminamos recibiendo.

Sin embargo, lo que más ame de esta mañana fue una frase que no ha dejado de retumbar en mi cabeza desde aquel día... "la luz que vive en tí, puede vivir en el y hacer cosas magníficas con su vida", se trataba de impregnar la luz que vive en nosotros a estos pequeños, hablarles de ese amor  que a pesar de cualquier circunstancia se sobrepone y es más fuerte y más grande y puede transformar sus destinos.

Y me retumba la cabeza porque por diocidades de la vida, quienes nos invitaron, también alguna vez llegaron a ser nuestros amigos por unos días, llegaron a impregnar la luz que habitaba en ellos en nosotros, con la fé y la esperanza de que esa luz podía brillar dentro nuestro y hacer cosas magníficas, y así tal cual fue, dos personas que no conocíamos, nos abrazaron, nos limpiaron las lágrimas, los mocos, y hasta oraron por nosotros desde antes de conocernos.

Y hoy reflexiono en esto, sin Dios, todos somos iguales, yo estaba en medio de niños que deben vivir en una fundación solos porque tienen familias disfuncionales o porque algunos no tienen familia, entonces lo primero que pensamos es... a... pobrecitos, tenaz, que duro, pero saben? así tal cual lo que vi en sus ojos, fueron mis ojos hace algún tiempo, lo menos importante era el regalo, el regalo se destapaba, los hacía sonreír y fin, lo importante era ese amor de Jesús que puede cambiar nuestros destinos, ese regalo que se transmite con un abrazo, con una palabra, con una voz de aliento, ese es el que puede transformar una vida.

Al salir Gaby lloró, le pregunte y respondió que lloraba porque nuestra amiga no tenía su mamá, pero yo le pude contestar con mi corazón convencido, que no debía llorar, que debía estar feliz porque pudo dar de ese amor que hay en su corazón, y eso la hizo feliz. 

La primera vez que fui consciente de la presencia de Dios fue a mis once años en una iglesia a la que me invito una vecina, es uno de los recuerdos más claros, más precisos y más felices de mi infancia, de los regalos recordaré uno que otro, pero ninguno tan nítido como ese día en esa iglesia; de los amigos, recuerdo varios de parrandas, muchos de momentos, pero los que más marcaron mi vida fueron esa pareja que sin conocernos, solo por amor a Dios, nos secaron los mocos y nos abrazaron, aún viendo lo abandonados, cochinos e indeseables que podríamos parecer, han marcado mi vida las personas que me han llamado no para averiguar que hay de mi, sino para decirme que hay una esperanza, para hablarme de ese amor, hasta recuerdo con todo mi corazón a aquellos que por amor también han tenido que dejarme, para que yo solita aprenda a buscar y a caminar de la mano del único que puede realmente llenar mi vida, Jesús.

El apoyo social es importante y necesario, sin embargo, el apoyo espiritual es eterno e inmutable. no basta con recolectar mucho dinero, ni muchos mercados, ni juguetes, ni ir a muchos lugares inhóspitos de la ciudad, sino se entrega un mensaje que no sólo transforme un día, sino que transforme una vida.

Podemos ser agentes de cambio social, cuando diariamente invadimos el ambiente a nuestro alrededor de comunión, de amor, de palabras de aliento y esperanza, abrazar a quienes no nos caen bien y sonreír a quienes nos han hecho daño, estos pequeños detalles encienden la luz que vive en tí en otros, y créanme que su compañero de puesto en la oficina, o la señora de la tienda de enfrente o el que se sienta junto a usted en el sitp, todos ellos pueden estar igual o más sedientos que los niños de mi historia y necesitar igual o aún más, que usted decida compartir el amor que lleva dentro de sí. 

Empezando en nuestra propia casa, dedicando tiempo solo para hablar o reír con nuestros hijos, y sobre todo dedicando tiempo para recibir ese amor divino, dedicando tiempo al dador de la fuente inagotable del amor, Dios, sino nos llenamos de su amor, qué amor podemos dar?.

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