TE AMO COMO ERES, ASÍ... DIFERENTE

Ser mamá es una experiencia aterradoramente preciosa, aterradora, porque no tienes ni idea a qué te enfrentarás cada día, y preciosa, porque sea lo que sea que enfrentes, ese apego y ese amor que sientes por aquella criatura hermosea cualquier situación por fea que parezca. 

El hilo que separa ese amor de la idolatría es demasiado delgado, tan frágil como la tendencia de nuestro corazón infiel, entonces, muy fácilmente convertimos a nuestros hijos en el centro de nuestra vida, de nuestras metas, de nuestras frustraciones, y nos aferramos tanto a idealizarlos que olvidamos su naturaleza humana, y nos frustramos y se nos desbarata la vida porque no nos llena quienes son, o no nos llena como se desarrollan o comportan, o nos empeñamos con toda nuestra fuerza en llenarlos, en invadirlos de todo lo que aparentemente es bueno o esta bien y nos olvidamos de que son hijos, propiedad de Dios, no son Dios.

Es muy fácil echarnos al hombro el bulto de la competencia y la idealización, y nos creemos la mentira de los estándares y los íconos, luchamos por hacer de algo que no es lo que se supone que sea, y sin darnos cuenta o bien podemos entronar a nuestros hijos o bien podemos cortar sus alas, ambos extremos están mal.

Dios tiene un plan con ellos y no es el mismo que tiene con todos, Dios los ha dotado de dones y talentos distintos, de limitaciones distintas y de tendencias distintas, sólo Dios sabe con qué propósito son así, ¿nuestra tarea?, ninguna otra que descansar en que Dios sólo tiene planes de bienestar para quienes lo aman y que mientras sembremos palabras de bendición y ejemplo de transparencia sabremos cuál será la cosecha.

Primero tenemos que aceptarnos nosotras mismas, luego aceptar a nuestros hijos para poder transmitirles la seguridad y la aceptación que necesitan, por eso....

La próxima vez que un colegio rechace a tu hijo porque no supero la prueba de conocimientos, desecha ese colegio! no presiones al pequeño, el colegio debe adaptarse a tu hijo, no tu hijo a un colegio.

Si le repites que esta enfermo todo el tiempo, solo crecerá, asumiendo que su condición es mala, como esta asociada la palabra, pero si le dices que a pesar de su limitación, puede lograr todo lo que se proponga, crecerá consciente de su diferencia, aceptado, amado, tal cual es.
La próxima vez que termines en urgencias por neumonia o una simple gastroenteritis, no te des palo ni golpes de pecho pensando en que todo esta mal y el mundo se va a acabar porque tienes el hijo más enfermo del mundo, sólo entregáselo a Dios, sé responsable con las medicinas y confía en que estará bien.

"Dios le da personas especiales a familias especiales", Dios siempre tiene un propósito. 

La próxima vez que no encuentres con quién dejarlo, no te frustres, ni te dejes llevar por las emociones pensando en que la única salida es dejar de trabajar o pagar una millonada por una nana privada, confía, suelta, Dios es Dios, tú hijo no es Dios, no se va a morir por pasar una tarde con la tía más irresponsable, su cuidador es Dios y tú eres una simple humana. 

Tú vida no se resume en madre de un niño con..., o un niño sin..., tú realidad es que eres madre de un ser humano único con habilidades y limitaciones únicas, amalas, acéptalas y vivirás libre y feliz.

Si tienes una hija como la mía que te habla como si tuviera tú misma edad, te cuestiona, te lidera y te convence de su posición, o es tan sincera que pasa por imprudente en ocasiones, no intentes cambiar a tú hija, no mates sus habilidades comunicativas y de liderazgo, déjala brillar tal cual es, Dios necesita que alimentes su esencia, no que la cambies a tu conveniencia o a la del mundo.

Si tienes un hijo "difícil", hiperactivo, líder, "terremoto", el problema no es tú hijo, el reto es nuestro, es de amarlo como es, es de aplaudir sus diferencias, así tal cual hace Dios con nosotros.
El problema no es que sea un terremoto, el problema es la tonta sociedad que lo encasilla en algo diferente a una creación exclusiva y hermosa, única de un gran Dios que tiene un gran propósito con él.
No los impregnemos de nuestros propios temores, a veces nuestras reacciones ante estas circunstancias algo incómodas es envidiar los hijos de otras o competir, y la raíz de hacerlo se llama temor al fracaso como madres o como entes pertenecientes a la sociedad, pero si Dios nos acepta tal cual somos, diferentes, ¿porqué nos cuesta aceptar a nuestros hijos diferentes?.

Una de mis mayores luchas ha sido la identidad, un día me puse a hablar con Dios y le reproché porqué me había hecho así, le dije.. Dios, ¿pero yo porqué toda arrebatada, toda loca, hiperactiva, indisciplinada, irreverente, extrovertida?, también le reproche lo llorona, soñadora, ilusa y sensible, pero Dios me sorprendió con su respuesta... "yo te hice así, tal cual eres,  y te amo, te necesito así tal cual, extrovertida, habladora, sensible, llorona y diferente, eres mi creación, perfecta a mi imagen y semejanza, te acepto y te amo", y ese amor y esa realidad de aceptarme tal cual soy ha cambiado mi vida; aún necesito oírlo una o muchas veces al día para sentirme más segura y vencer los temores que a diario enfrento, ya que como todo ser humano, tengo muchas limitaciones, pero las puedo sobre llevar muy bien con su aceptación; eso mismo siento que necesitamos hacer con nuestros hijos, recordarles cada nada, que los amamos y los aceptamos como son, que no les cambiaríamos nada, que son únicos y perfectos, así, diferentes. 

Sus hijos necesitan ese amor, esa aprobación, ese aplauso, déjenlos ser y ámenlos así, diferentes.

Comentarios

Entradas populares